—Mi tío está loco—, digo entre
risas mientras te cuento la última de sus ocurrencias: suplantar la identidad
de su hijo menor para mandarle correos electrónicos a la familia y así enterarse de
la vida de los demás.
—Así está toda tu familia— me respondes riendo. Quiero refutarte, pero entonces me acuerdo de aquella tía lejana
que después de sepultar a su esposo no quiso quedarse con nada de su
carpintería, más que con el ataúd que guardaban entre maderas y otros muebles;
decía que era lo único que le iba a hacer falta. Y para evitarles molestias a
los hijos, empezó a dormir en la caja de muerto por si acaso se moría dormida.
Todas las noches su arrugada figura dejaba la tapa junto a la puerta y se metía
en aquella caja a descansar. Hasta que una mañana su hijo tuvo la ocurrencia de
visitarla más temprano que de costumbre, sin saber que se toparía con aquella
escena horrorosa: su madre tendida en un ataúd con un semblante sereno, casi
como si estuviera durmiendo. El grito que escapó de su cuerpo tuvo que haber
sido tal que logró revivirla, bueno, revivirla es un decir porque en serio
dormía. — ¿Qué haces?—, pudo preguntarle una vez que el aliento que se había
ido con aquel grito le regresó. —Estaba durmiendo—, dijo ella, sentada en el
ataúd-cama. Desde luego, ésa había sido su última noche mortuoria, su hijo no
entendió lo conveniente que resultaba la idea y tiró la caja.
Para una tía loca que tuve,
pensaba, pero apenas iba a decírtelo cuando se me vino a la cabeza la otra tía,
la que todos los días se vestía igual: tenis, medias cafés, falda debajo de la
rodilla, suéter de botones y, al cuello, unas llaves pesadas que seguro eran
las que la encorvaban al caminar. Sí, esa tía a la que, cuando enfermó de
bronquios, el doctor le dijo que no debía bañarse y por eso no volvió a bañarse
jamás. La misma que corría atrás de nosotros con su dentadura en la mano y una
sonrisa desnuda. La que era rica, rica, rica, pero vivía en casa de mi abuelo y
pedía limosna en el parque para poder comprar su pan.
Bueno, dos tías locas. Y me acuerdo
del tío que en las noches de calor se iba a dormir a las bancas del parque,
hasta que un aguacero lo despertó, dejándolo mojado y con una pulmonía que a
las pocas semanas le impidió volver a dormir en el parque, en el sillón o en su
cama.
Está bien, tres pobres chiflados.
Y como si lo estuviera invocando, se me aparece la imagen de mi tío el que
coleccionaba perros en la azotea y gatos en la casa. Al que teníamos que
visitar de a ratitos para no respirar tanto el olor concentrado a quién sabe
qué de tanto animal concentrado en quién sabe dónde porque la casa no era muy
grande.
Uno que otro desequilibrado,
pienso. Pero mejor ya lo admito antes de que me siga acordando de tanto loco
que hay en mi familia.
Pues como dirían los chavos ¡qué loco!, está genial, me gusta mucho, eres verdaderamente admirable, también sería interesante inventarse algo sobre otros parientes, tal vez para otra entrega, felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Omar. He de confesar que entre los recuerdos hay algo de ficción que subsana los vacíos de información, aunque todos esos parientes sí existen. Sin embargo, me parece muy atractiva la idea de inventar más cosas e incluso a parientes :D
EliminarTu estilo te define completamente, no cabe duda que eres una gran escritora. ¡Felicidades!
ResponderEliminar¡Muchas gracias por leerme y por tu comentario Betsabé!
EliminarMe gusta lo que escribes, gracias por enseñarme el camino que debe recorrer una buena escritora.
ResponderEliminar¡Qué gran cumplido! Te lo agradezco Luce :)
Eliminarlocas cuando leemos, cuando estudiamos, cuando escribimos... cuando nos dejamos llevar por nuestros sueños...
ResponderEliminarme gustó tu escritura, profunda y clara... felicidades
Compañera:
ResponderEliminarMe agrada mucho la forma en que escribes para nosotros tus lectores, es impresionante la forma de escribir que tienes.
Felicidades...
Pues que familia tan loca y divertida
ResponderEliminarTania... adivino que disfrutas escribir; porque de otra manera no me explico cómo es que disfrutamos tanto leerte. Sigue escribiendo! y avísanos en fb para no perdernos ninguna de tus sabrosas entradas
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