Tomas una libreta para escribir tus recuerdos. La abres, ves la página en blanco, te intimida. No escribes nada, la miras y te petrificas. Decides hacerlo otro día, cierras la libreta, sueltas el lapicero y te marchas a dar un paseo por la ciudad y su tránsito perpetuo. Apenas das un paso fuera de la puerta, se te agolpan los recuerdos más entrañables.
Así es esto de perseguir la escritura y no encontrarla.
Me gusta la forma de su redacción. Felicitaciones mtra Tania, un saludo y un fuerte abrazo. =)
ResponderEliminarTania, hay algo que compruebo una y otra vez; yo disfruto leyendo lo que fue disfrutado al ser escrito. Es difícil no disfrutar al leerte. ¡Sigue escribiendo!
ResponderEliminarMuchas gracias por sus comentarios. De verdad que me animan a seguir escribiendo, cosa que, en efecto, disfruto mucho. Saludos :)
ResponderEliminarjajaja, "sicierto" eso nos sucede continuamente, las ideas coquetean con uno, vienen y van, y cuando uno cree que apresarlas, la angustia de una hoja en blanco hace que escapen nuevamente... genial, me gusta como escribes, tu blog es de lo más delicioso.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Omar! Esta semana me fue imposible visitar blogs, pero prometo visitar el tuyo el fin de semana :)
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