No sé hasta qué punto soy lo que soy por ti. Muchas palabras
han quedado enmarañadas en mi lengua; en mi mente se dispersan los porqués de lo
que hago, de lo que digo, de lo que pienso. Sin embargo, mi intuición me dice
que todo tiene rastros de lo que fue. Finalmente, sólo somos pasado contenido
en un cuerpo presente.
Las personas excepcionales que nos topamos en nuestro camino
son como enredaderas que nos abrazan cada vez más a medida que pasa el tiempo.
Crecen con nosotros y, si son tan sabias como los árboles, crecerán también
hacia abajo, permitiendo que sus raíces se entreveren con las nuestras. Llegará
un momento en el que no sabremos distinguir nuestra raíz de las demás. Así me
pasó hoy; no pude ver los límites entre mis raíces y las tuyas, las de ellos y
las nuestras. Al final sólo me queda una certeza: ningún vendaval podrá
arrancarme de aquí.
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