El momento ha llegado, caminando lentamente se
acerca a su destino. Lo mira fijamente, estudia sus movimientos. No lo piensa
más y avanza hacia él.
Inicia una fatídica danza entre la bestia y
él. Palpitaciones aceleradas y resoplidos ascendentes se mezclan entre
exclamaciones entrecortadas. Sus pasos dibujan laberintos en la arena, mientras
las miradas siguen el vaivén de sus cuerpos. Se decide y acelera el paso… con
un movimiento firme y preciso atraviesa la piel.
Un silencio que parece eterno reina en la Plaza mientras la adrenalina
comienza a diluirse… Esta vez los mulilleros tendrán que arrastrar un cuerpo
diferente.
Hola Tania, se nota que esto de la creación literaria es lo tuyo, felicidades.
ResponderEliminarMe gusta bastante la creación literaria, pero se me dificulta compartir lo que escribo, así que comentarios como el tuyo me animan a seguir publicando. ¡Muchas gracias, Omar!
ResponderEliminarTania: sigue, sigue, sigue; te lo mereces, nos lo merecemos. ¡Al menos yo, estaré atenta a lo que publiques!
ResponderEliminar